jueves, 17 de diciembre de 2015

Rueda, rueda, y rueda



Un libro se acaba y otro comienza. Falta muy poco para dar por finiquitado un año y el otro se acicala, esplendoroso, como todo lo nuevo, como todo lo que está por descubrir y mantiene el encanto de lo desconocido. 
La vida. La vida pasa a golpe de calendario Pirellí. Vueltas y vueltas infinitas de astros en el cosmos. Biología cíclica. Ruedas que no paran de rodar. Rutinas alineadas en caminos invisibles, que nos arrastran, hacia la invisibilidad. 
Ayer, en el hospital, me di cuenta de que todos somos una misma cosa. Miré nuestros rostros envejecidos, vidas en marcha, decrépitas, precipitándose al vacío.
Estar o no estar. Ser o no ser. Eternas preguntas que no han cambiado desde las cavernas a los centros comerciales. Movimientos espasmódicos, impulsivos, predeterminados, ausentes en su presencia, controlados en su descontrol. Vidas replicadas. Luchas silenciosas por la supervivencia. Pulsos constantes. Guerras lejanas y cercanas. Caminos transitados, como venas de un enorme cuerpo con millones de cabezas. Espermas bulliciosos en busca de su óvulo. Óvulos en busca de un no se qué. Soles que alumbran un nuevo día. Tránsitos que no cesan. Carreteras atascadas. Frigoríficos que se llenan. Langostinos que se descongelan. Fiestas que se preparan. Vidas empujadas por una inercia desconocida, casi nuclear, que buscan los científicos en cuevas kilométricas subterráneas con máquinas de difícil comprensión para los que no entendemos de nada. Otros rezan a sus dioses. Otros se los inventan para hacer caja. El año que termina me trajo a Ana María. Y eso supera todo lo demás. Cercano o lejano. Mundano o divino. La vida está dentro de nosotros. Todo lo que buscamos afuera está dentro de nuestra cabeza. La ceguera es lo que nos pierde, tal vez por llevar demasiado tiempo buscando respuestas mirando hacia los astros, en una especie de un brindis al sol.
Las urnas esperan sobres hambrientas de futuro. El bombo de la lotería, bien engrasado, da vueltas buscando ganadores. Los niños de San Ildefonso ya afinan sus gargantas y planchan sus trajes. El calendario anhela un nuevo estreno con una modelo sueca en topless. Todo termina y todo comienza. Rueda, rueda, y rueda.

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