miércoles, 17 de diciembre de 2014

Estado febril


Treinta y nueve de fiebre. Estoy en la cama. No sé muy bien si abrigarme o destaparme. En una película vi cómo bañaban en hielo a un señor que tenía mucha fiebre. Escribir bajo los efectos de la fiebre es como conducir bajo los efectos del alcohol. No sé muy bien lo que digo. Desconozco cuál es la temperatura en la que el ser humano comienza a sufrir alucinaciones. Yo creo que aún estoy en mis cabales. Escribo sin dirección pero con cordura. Mi correo, pese a mi enfermedad, sigue como si nada. El wasap igual. Mi enfermedad no afecta a mis canales de comunicación. A ellos me gustaría verlos en mi lugar.
Me duele la cabeza. Siento arder mis párpados. Tengo sudor frío. Un elefante blanco se cuela en mi habitación. Parece de cartón. Después entra otro, y otro, y otro. Mi habitación acoge a un improvisado desfile de paquidermos. Les pido que se salgan pero parecen no escucharme. Creo que son sordos. Nunca me había pasado esto de encontrarme rodeado, en mi propia habitación, de veinte elefantes sordos. Tal vez no me oyen por ser de cartón. 
La fiebre me está subiendo por encima de cuarenta. Los elefantes se han marchado. Ahora entra a visitarme una pornoenfermera. Le digo que no estoy para fiestas, y que mejor venga otro día que no esté mi esposa. Ella me dice que aproveche, o ahora o nunca. Le digo que nunca. Y que me disculpe, pero que no soy capaz de hacer el amor ni con fiebre ni con hambre. 
Ella, entre rabiosa y ofendida, me mira, se saca un teta, se saca la otra, me las ofrece con las manos, y me dice: ¿ves, por tonto, lo que te vas a perder?
Este estado febril me está enloqueciendo. Yo creo que nada de esto está sucediendo pero lo vivo como si fuese real.
Ahora vienen un montón de compañeros a sacarme de la cama para llevarme al trabajo. Les explico que no estoy aquí por gusto, pero parece que les da igual.
Tienes que venir, te necesitamos -me dicen. Me vais a matar y va a ser peor. ¿No os da pena lo que me estáis haciendo? -les comento. ¡Queremos llegar a nuestros objetivos! -me dicen.
Es la fiebre. Estoy seguro de que todo esto no está sucediendo, pero no soy capaz de distinguir entre la realidad y las alucinaciones.
Voy a ponerme de nuevo el termómetro.

3 comentarios:

  1. sabes Jose a un con fiebre o sin ella simplemente escribes como los Dioses si es que ellos alguna vez han escrito. recupérate.

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  2. Un día malo lo tiene cualquiera , pero podías haber aprovechado la situación buena , que esa si que no la tiene cualquiera¡¡¡¡
    Saludos

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  3. Ojalá que a estas alturas ya estés mejor, de preferencia como nuevo.

    Es gracioso ese carnaval de la fiebre.

    Saludos y a cuidarse.

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