viernes, 26 de diciembre de 2014

Cagada ilustre



Si Delibes decía de Umbral que escribía con la misma facilidad que con la que meaba, en ese contexto, lo mío es una cagada. Ahora soy un escritor de retrete, lo mismo que en la mili fui escribiente de servicio. 
Los que escribimos desde las vísceras padecemos con frecuencia del colon. Y escribimos con la misma cadencia que con la que gastamos el papel higiénico. Las tripas han adquirido tanto, o más, protagonismo en mi vida como en mi literatura. De hecho, muchos acontecimientos sociales y políticos me revuelven las tripas y, como consecuencia, cago un relato. Dicho de otro modo, mis relatos son el detritus resultante de la digestión de la actualidad.
Lo único verdaderamente imprescindible para mis deposiciones, ya sean anales o pseudointelectuales, es la necesidad de tener siempre a mano un buen trozo de papel. Lo demás fluye espontáneamente.

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