domingo, 2 de noviembre de 2014

Piano madre


Les explicaré. Estoy mal. Mi psique en duelo. Diarrea. Garganta. Cansancio. Antigüedad. Como medicina acudo al descanso y a la introspección. Mal remedio. El error me conduce a la nostalgia y a buscar en YouTube música para leer. 
Suena un piano. Al instante, ese piano se apropia de mi mente sin permiso. Los pianos son cajas de madera de las que brota la nostalgia como el agua de un manantial. No necesito de eso, tengo cajas completas. Toneladas de nostalgia. Recuerdos almibarados, o en salazón, que conservan hasta la eternidad mis aciertos y mis errores. 
El piano me recuerda con sus notas quién soy y quién no soy. La sabiduría no se aloja en google, ni en servidores a prueba de bombas nucleares, se esconde, al acecho, en la caja contrachapada de un piano.
La vida entera en una sinfonía de teclas, cuerdas y martillos que accionan mecanismos que la mayoría de nosotros nunca alcanzaremos a ver ni a entender.
Piano. Suena dulce y llega hondo. Acaricia los oídos y abre el alma. Piano. 
El día tiene un antes y un después tras sonar los primeros acordes de esa máquina de expender música. Domingo tranquilo. Piano.
El que inventó la vida debió crear al piano para guardarla adentro, pero la vida, burlona, se le escapa cuando quiere. En realidad, entra y sale de ahí. Piano útero de madera. De cada nota que suena nacemos uno de nosotros. De cada sonido brota una flor, canta un ruiseñor, o llora un hijo cuando muere su madre.
Piano, consuelo. Piano, dolor. Cómo y cuánto quisiera hoy entenderte, armario con patas que me haces llorar con tus agridulces notas.
Suena, piano suena. Vuela. Da vida. No pares nunca de sonar. Aunque me cueste llorar a cada rato. Sinfonía de lágrimas. La música es dulce y, sin embargo, las lágrimas son saladas.
Quién me iba a decir a mí, que esta segunda mañana de noviembre, sin ti mamá, te iba a encontrar entre los acordes en conserva de un piano sonando en YouTube. Hoy sé que vives ahí adentro. Que tu inocencia y tus miedos hoy son notas que acarician mis oídos y que me están diciendo cosas que tú no me supiste explicar a tiempo. Ahora que tú no estas es cuando comienzo a entenderte. Aunque tarde, el piano nos está ayudando mucho a los dos.
¿A quién le puedo dar todo lo que a ti no te dí?
Te extraño tanto, mamá.

2 comentarios:

  1. José la vida misma es una partitura que aunque no queramos darnos cuenta tiene un principio y un final, solo que queremos y nos hacemos a la idea que el final tardará mucho en llegar mas cuando esta la parte mas hermosa de sus acordes es cuando finalmente se decide que ese será el final. ¿ que aquien le podras dar todo lo que crees te falto darle a tu madre? quizás a ella le quedaron algunos sueños por cumplir, algunas cosas por hacer, bien hazlas tu en su nombre completa su obra tu dale sentido a sus sueños y deseos pero hay uno que sin yo conocerla se que ella espera tu cumplas: " Sigue rindiéndole homenaje a la vida, demuéstrale que ella le dio vida a un maravilloso y fuerte hombre, vive José sigue viviendo por que los que ya no están cumplieron su misión y se fueron". animo amigo ella misma te ayudara a encontrar el consuelo y el camino.

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  2. Solo una cosa hermano de nostalgias, el piano tiene que hacerse sonar para que se geste vida en él, solo no funciona. La música dura el tiempo que quieras escucharla, si nadie la escucha, la música es nada. Por eso, hoy, yo te agradezco que escuches música y dejes que esas aguas mojen tus palabras.
    Sigue escribiendo.
    Un abrazo!

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