lunes, 25 de octubre de 2010

Homenaje a Picasso


Lo mío nunca ha sido el dibujo. De hecho, cada dia que amanece tengo menos claro que sea en realidad lo mío. Lo mío es todo y es nada. Pero, a lo que iba -que me pongo a filosofar y como filósofo soy bastante peor que como dibujante, ¡y ya es decir!-: tengo que reconocer que algunos amigos y amigas tienen copias escaneadas y ampliadas de esta mala versión inspirada en el Guernica de Picasso y, cuando alguien va de visita a sus casas, es de las cosas que más celebran... ¡vivir para ver!

Lo hice hace once años, sobre una hoja de periódico. Hace bastantes más que me enfrenté al auténtico Guernica en el Museo Nacional de Arte Contemporáneo Reina Sofia, me impresionó su plasticidad, su tamaño, el cristal blindado que lo protegía de los cafres de extrema derecha, que se la tienen jurada... Y yo, pobre de mí, sólo atiné a pintar esto a modo de tributo, de plagio o como quieran llamarle.

Para mí, Picasso era un fenómeno. Genio y figura hasta la sepultura.

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